Ocurrió en un parque, yo que a la buena mujer, conozco, sé el genio que se gasta y hasta la brusquedad con que se pronuncia, pues vecina es y puedo dar fe. Pese a ello, aquella manera de educar melosa, la miel que salia de su boca, justificaba cualquier otro defecto o error que pudiera cometer.Pensé en las madres, pensé en las mujeres que lo son y lo habrán sido.Por un momento mis creencias religiosas mi fe de carbonero que por ahí anda aparcada, me hizo reflexionar sobre el "poder del amor" y aquí no cabe confundir amor, con pasión torticera o amor sin entrega, aquella era la más pura manifestación del "amor" incondicional, que es como decir amor divino.
Emocionado, continué mi paseo, y dije para mis adentros, todo lo demás, todo lo que no sea "ésto" es una chapuza, me senté en un terraza y con un café brindé por todas las madres, que saben serlo y que nadie me las toque ni critique.