Buscar este blog

Entradas populares

viernes, 2 de noviembre de 2012

El muerto que no quiso hablar.

El muerto estaba incómodo en aquella postura en la tarde cargada de humedad, pero uno no se muere sino cuando le matan y le habían hecho esa putada justo el día que tenía partido de fútbol que ya es mala leche.

El Sargento Morales, vino del puesto como comandante del mismo con mando en plaza. Dándose garbo pues no ignoraba que los presentes no perdían detalle, se fijo en el cadáver sin tener mucha idea del por dónde empezar las pesquisas.

La noche anterior había estado de correrías, que no quiere decir de juerga sino de pateo vigilante, por si robaban en alguna parroquia alguna que otra gallina que menudo es el Zorro para esas cosas , medio dormido, apartó el mostacho para que no entorpecer el manar de las ideas. De pronto recordó un arcaísmo protocolario que le sonaba a Andorra, un formulismo que al parecer se usaba por aquellos lares y dijo.- ¿Muerto quién os mató? A lo que el difunto poco coloborador no respondió ni mu, que ya son ganas de joder la marrana, pues debiera haber dejado un papel escrito o algo así...

Morales tiró de manual de instrucciones sección muertos en extrañas circunstancias apartado A, sección encuesta !ha sido crimen! Exclamó todo excitado, lo sé porque el cuchillo lo tiene en la espalda y  no era  hombre que por detrás  se hubiera dejado clavar nada de buena gana.

Llamaron al Juez de Paz, para levantar el cadáver, que es una forma de hablar, pues lo movieron con los pies arrastras y en estas el cuchillo se soltó por  lo que a fin de no borrar las pruebas, se lo volvió a clavar enterito por el mismo agujero; quedaba tan propio el hombre que parecía un galán en fiesta de guardar.
.

El Juez de Paz le llamaban el Panameño porque estuvo en Cuba. Solía andar por la Manigua a veces con alguna mulata en Camagüey, mayormente Guajiras, se había montado una tienda de ultramarinos y trajo un capital, le llamaban Don Pepe , que ya era mucho llamar, se pasaba con armas y bagajes a una criada pobre, pues a ver, quien le llevaba la contraria al Indiano.

Años más tarde cansado de meterla en la cama se la cambió por la hermana pequeña total sólo la superaba en cuarenta años, en todo caso aún la preño seis veces y  la hermana mayor se la endosó a un Sarasa que también era criado. 

Cuentan que la noche de bodas el Sarasa estaba horrorizado por tener que subir al tálamo y que a punto estuvo de pedir auxilio, pero no era cuestión de perder el empleó y a más a más, ella se puso en medio de la habitación con los brazos en jarras gritando !O si ó si, pero está noche me quitas la flor! Por lo bajo y medio atontado pensó de qué flor me estará hablando ? ...Pues bien sabía él como calentó al amo en las frías noches invernales que la escarcha es muy mala para el reúma, y nada como mujer de calentar para superar los constipados y anticiparse a las gripes que por aquel entonces no había vacuna posible. (Continuará)