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domingo, 25 de septiembre de 2011

Los maestros nacionales..

Estos días la "movida" docente,(  no sé por qué no hablar de"maestros".).que quieren que les diga a mi lo de docente, siéndolo yo, en cierto campo también, pues me retrotrae a mi "curriculum" escolar que más bien les es escaso todo hay que decirlo.

Y desde mi tierna e inocente infancia con la Señorita Marí, por aquel entonces existía el tratamiento de señorita a aquellas damas sobre las que caía la presunción de castidad por el hecho de  no gastar marido, que vaya uno a saber cual era su vida privada que tampoco era cosa de preocuparse por ella.
 La muy buena y guapa mujer, pues ambas cosas era, ejercía de segunda madre.Siempre recordaré los minutos finales al filo de las cinco de la tarde, hora en la que cumplimentaba unos cuadernos burocráticos, la buena maestra nos decía que nos calláramos y miráramos el techo a ver si veíamos pasar un Ángel y a fe mía que alguna vez intuí su paso tal era mi fe, como si lo celestial estuviera de humor para darse una vuelta para goce y disfrute de la chiquillería y como dice el dicho italiano "se non e vero e ben trovato" la cosa funcionaba y allí no dábamos ni un  murmullo a la espera del paso del Ángel que digo yo de pasar debió ser algo así como el precursor del "ave" pues no había manera de verlo al ser de veloz pasar y de escaso recorrido el aula.

Así como llevaré siempre en el recuerdo el parvulario el cambio a primaría fue traumático del todo.
Un maestro, háganse a la idea manco..pero manco por haber dejado una extremidad en la estepa Rusa luchando en la división azul, que en días de añoranzas nos sacaba al patio prietas las filas y a formar ( total para lo que le sirvió menudo espíritu militar me inculcó que luego ni a la mili fui ) y hala montañas nevadas, cara al sol ( que más bien hacia poco no es que nos pusiéramos a tomarlo precisamente).

El citado Maestro, a quien Dios le tenga en su gloría, no daba para más que se le
 iba a hacer, su método pedagógico era la letra con la vara entra..había un compañero que traía el abrigo de su abuelo y aún hoy persiste en mi la duda de si lo hacía, por no tener recursos para otro, o porque en su longitud bastaba agacharse para que la vara de mimbre en vez de golpear sus piernas de pantalón corto, vaya contraste, mas parecía sacudir alfombras que otra cosa, de tal modo que por severo que fuera el castigo regresaba a casa con el abrigo sin polvo y las piernas sin marca.

Un mal día, pues quedó en el más espantoso de los ridículos, no tuvo mejor ocurrencia que preguntarnos como llamaron a Cervantes a raíz de la la Batalla de Lepanto, nosotros que en petit comité le habíamos puesto el sobrenombre o mote "del manco de Lepanto" a ver quien era el chulo de decírselo a él a la cara..Pues no leeríamos otra cosa pero el "Quijote era lectura obligada" por lo cual lo de Cervantes nos lo sabíamos todos. Nos llamo burros,,y no sé cuantos calificativos más,,y nosotros callados como tumbas pero por dentro el jolgorio eran de los que hacían êpoca..Hasta que harto,,de no recibir respuesta el muy ingenuo,,pese a haber combatido codo con codo con los Nazis..Soltó.!!.le llamaron el manco de Lepanto.!! .excuso decirles que los esfuerzos por contener la risa, fueron, de los que marcan época..por poco ingeniosos debía tenernos para no intuir que siéndolo él..manco y los niños crueles, aunque éste era un caso de legítima defensa...no íbamos a sacarle punta a su minusvalía y relacionarla con Cervantes, que tampoco podría quejarse con la comparación.Lo dicho,nos tenía por tontos...