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lunes, 21 de noviembre de 2011

Antes de penetrar en la cama,

En los minutos previos al encuentro con la cama, con la serenidad paciente del que busca tranquilidad y sabe que poco va a dormir pues mañana toca teatro, solo que en sesión matinal, pues a veces la vida se parece tanto al teatro o el teatro es la vida, en todo caso no es tragedia lo que mañana se representa no se me asusten amigos míos que uno no es tan cínico, tan sólo tragicomedia.


La madrugada tiene esas cosas, una mezcla de serenidad amparada en el callado silencio en la quietud del todo, con el contrapunto de una extraña sensación febril que será fecunda para el talentoso, el creador, el artista !vamos que no es mi caso! Que de arte iba a decir que sé lo justo, pero pensandolo bien, sé lo escaso.


A mi que siempre me ha gustado la pluma, la estilográfica, pues soy de mala letra, y así como que lo disimulo mejor, bueno de mala letra escasa ortografía..y sumo y sigo aprovecho para darle a tecla impúdica siendo tímido con donaire de ignorante consecuente que no orgulloso.


Intrascendente pero gozosa sensación para el común; esa cofradía a la cual yo pertenezco  "el común" por ser uno de tantos y el único en la individualidad bien asumida.
Es curiosa la naturalidad con que uno acepta la propia mediocridad,quisiera !Ay! aquí y de buen grado ser un Quevedo de este siglo, y tan sólo alcanzo a ser un hombre de mi tiempo ¿Qué digo? Uno que pasaba por aquí en una època determinada.. claro está que para encumbrar el talento somos necesarios los otros o sea nosotros mismos sino de qué iban a destacar ellos?
Forme parte yo de la claque , de la comparsa, dándoles por otro lado "la murga" en la madrugada que para ustedes no lo será  y vaya desde aquí el saludo animoso,a los que duermen con los que mantengo una charla sin fono, o sea, en la que  yo hablo y ellos descansan en posturas diversas con variopintos atuendos y para mayor deleite mio nadie me contradice. 
Lo dicho buenas noches, feliz descanso; me deslizaré entre el nórdico furtivamente hasta hallar el calor del cuerpo que ya duerme sin que el rocio de la noche me perturbe.