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jueves, 1 de diciembre de 2011

Mis primeros pasos al volante.

No sé a santo de qué recuerdo en estos momentos mis dificultades para conducir, era un torpe solemne, pero me encantaba.
El hombre que me enseñaba, decía constantemente que él no valía para eso ( había sido camionero) por aquel entonces se pensaba que saber era sinónimo de enseñar, buscando de esa forma a profesionales del volante que a veces por no ser no eran ni sociables,que de todo había.

Bueno, a mi me dejaba a mi bola y yo más feliz que unas pascuas me sentía el rey de mambo.Si en un Simca mil era difícil hacer el amor, conducir no lo era tanto.Recuerdo que el buen hombre un día, ante una alcantarilla, rota, de piedra de granito no digo más, me avisó !Cuidado no metas la rueda ahí! Ay, lo guapa que está la gente callada, yo, con una vista que Dios me la conserve muchos años, por aquel entonces aún no usaba gafas,  pero se ve que ése era mi destino;apunté con tal finura que emulando al mismísimo Guillermo Tell.Uséi de la rueda cual flecha  y allí me fui directo. Lógicamente me llamó de todo, menos bonito, qué se le va hacer uno es un torpe con buena puntería.