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sábado, 3 de diciembre de 2011

Por insultar que no quede.

El arte de insultar al volante, es variopinto y se aprende desde la más tierna infancia, hasta las mascotas participan del placer de insultar que para muchos es una auténtica gozada.
Tengo un cuñado, de un perro acompañado, que en los semáforos miraba de reojo al amo, y al coche de al lado por si tocaba ladrar o no, bastaba une leve indicación ( del cuñado no del perro) para que animal procediese a ladrar ganándose el sustento diario si bien el pobre animal me temo que del Código de Circulación entendería poco.
Los he visto hasta echar espuma por la boca deshojando los  más tiernos "epítetos". En muchos casos con cariño inusitado hacia los progenitores del contrario, especialmente a la mamá de turno.
Otros,más sibilinos ellos, analizan previamente la envergadura física del contrario, y si es bajito y se deja, entonces !A por él! En caso de estar cachas, como que se lo piensan un poco antes de despachar el rosario de buenas intenciones.
Creo que llegará un momento en que algún alumno de auto-escuela durante la faena del examen, vendrá a decirle al examinador, !Verá,,yo, conducir lo que se dice conducir...no sé! "pero insultar".... Insulto como los Ángeles..! .

Con todo lo más llamativo que yo presencié fue un rifirrafe por un quítame allá ese aparcamiento, dos jovencitas, damas me niego a llamarlas; que la una le decía a la otra que hiciese con  más frecuencia uso de sus dones que eso relajaba lo suyo. Lo dicho, buenos días y que ustedes lo insulten bien; pues no seré yo quien imparta normas de urbanidad desde este foro, eso sí;nunca entrar al trapo que pululan personajes peligrosos no identificados, que salen de casa con ánimo predispuesto a zurrarle la badana al prójimo por un semáforo más o por una señal menos; y no olvidemos que frente a la barbarie se impone la inteligencia, o sea ni caso, no hay mejor desprecio que no hacer aprecio, que se enfermen ellos no usted.