Veo ahí, en el lateral derecho inferior, la hora y pienso, despertad, "venga ya al frío" que conserva las carnes prietas y lozanas. Es mi pequeña venganza por madrugar y la tristeza es que me viene sol y me resta intimidad, con lo bien que estaba al amparo de la noche sibilina.
Trabajar con nocturnidad y alevosía tiene su punto, y a ver si es verdad que al madrugador Dios le ayuda y da esplendor, pues en darme brillo, sin ser irreverente, no ha lucido, la mano divina.
Pues lo dicho es lunes, y lo importante es la salud y menos mal que esto no lo lee el que camina, enfurruñado sino me mentaría a toda la parentela, por el cachondeó matinal.
